Sus formadores recuerdan que en algún momento ‘no quería correr’, y hoy es uno de los mejores mediocampistas del mundo gracias a su labor de sacrificio.
En la infinita fábrica de futbolistas que es Uruguay encontrar talento es una tarea incluso fácil para quienes se encargan de esa labor, por lo que el mayor reto se centra en delimitar quienes pueden forjar carreras como profesionales, y en casos particulares pulir y catapultar a quienes tienen las cualidades para convertirse en jugadores de talla mundial, como pasó con Federico Valverde (Montevideo, 1998), el incombustible mediocampista del Real Madrid que en algún momento hizo dudar a sus formadores por su holgazanería.
Con 124.7 kilómetros recorridos en 13 partidos disputados en la reciente Champions, Fede viene de ser el tercer jugador que más corrióen el torneo continental, sólo por detrás de los alemanes Joshua Kimmich y Matts Hummels; mientras que en LaLiga apareció en 37 de los 38 juegos posibles, de los cuales 33 fueron como titular, rendimiento que evidencia la categoría que ha alcanzado, una que lo pone a años luz de ese joven que se negaba al sacrificio.
El niño flaco que llegó de 9 años
Hace poco más de 15 años, un fotógrafo de categorías inferiores se acercó a Néstor Gonçalvez, coordinador de captación del Peñarol, para platicarle sobre un pequeño de piernas flacas, pero de gran talento, con la intención que le dieran una oportunidad en las categorías inferiores, recomendación que fue atendida.
“Fede llegó a Peñarol con nueve para 10 años. Tenemos muchas recomendaciones y algunos quedan, la mayoría no, pero por suerte el Pájaro, que para mí va a ser siempre el Pájaro, le tocó. Me lo recomendó un fotógrafo de baby futbol, creo se llamaba Abel, lo fui a ver y me encantó. Ahí lo hicimos traer a Peñarol y nos sorprendió día a día”, explicó Gonçalvez a 970 Universal en octubre de 2022 al recordar cómo se dio la incorporación al club de Fede.
A partir de entonces fue cuando las historias en torno al jugador empezaron a rozar el mito, en la que históricos del club quedaron deslumbrados por lo que hizo apenas tocó el balón en los campos de Las Acacias, como refieren que sucedió con el legendario Néstor ‘Tito’ Gonçalvez, tricampeón de la Copa Libertadores en la década de los 60. “¿Viste qué jugador es ese flaco?”, fue lo que preguntó a su hijo sobre Valverde tras verlo en su primera práctica.
La importancia de saber formar jóvenes
Hasta los 14 años, el apodado Pajarito se entrenó en canchas de siete contra siete sin mayor problema y casi siempre con un rendimiento por encima de sus compañeros, pero cuando dio el salto a las de césped el mundo se le vino encima por su falta de desarrollo físico, retraso que le hizo perder protagonismo, muchas veces a no ser considerado para jugar.
“Ahí hay que descubrir otras variables que hacen al rendimiento de ese futbolista. Por ahí los menoscabos son que brinda un año cronológico de ventaja, y tiene maduración tardía. Valverde daba desventajas en cuanto a su desarrollo. Cuando se puso a la par de sus rivales y su desarrollo, despegó. Venía con una maduración tardía”, aclaró Gonçalvez a El Observador en febrero de 2021.
No sólo se trató de esperar a que llegara la maduración física, sino también hacer que mantuviera su confianza, como sucedió muy particularmente en dos ocasiones que bien pudieron alejarlo del Carbonero e incluso del futbol: una cuando quería regresarse de un torneo que se jugaba en Brasil por la inactividad que sufría, y la otra cuando fue descartado de la selección uruguaya sub-14.
“El entrenador de la selección me dijo que lo había visto pero no lo convencía, básicamente porque lo veían endeble y flaquito. Le propuse un partido con la séptima de Peñarol ante la Sub 14 de Uruguay, y Fede hizo cuatro goles. Entre sonrisas con el técnico de Uruguay no quedaba más nada por decir”, relató el jefe de formadores también a 970 Universal.
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‘Fede, tienes que marcar’
En su segundo año en inferiores, Fede comenzó a trabajar bajo la dirección técnica de José ‘Chueco’ Perdomo, otra exfigura en el Peñarol que tras un sesudo análisis decidió colocarlo sólo detrás del delantero como ‘10’ o más retrasado para ayudar no sólo en la creación de avances, sino también en el trabajo de recuperación, reacomodo al que se negó, paradójicamente, porque no quería hacer labores de sacrificio.
“Le tiré de la oreja y le dije: ‘Mira, si quieres jugar a nivel mundial, tienes que marcar y jugar, las dos cosas”, reveló el entrenador a El País en octubre de 2019 después de lidiar con un joven desorbitado que no atendía las indicaciones y que caminaba dentro del terreno de juego, por lo que no tuvo de otra más que mandarlo a la banca, un duro acicate que lo haría replantearse hacia dónde iba.
Según el propio Chueco Perdomo, Fede entendió con el paso de los días que la decisión era pensada para que mejorara en su juego y continuara con su evolución, luego hubo una disculpa de su parte, y finalmente ese ajuste para tomar una zona de la que ya jamás saldríay que lo pondría, tras cosechar éxitos tanto con Peñarol como en las inferiores de la Celeste, ante el foco del Real Madrid, club que lo firmó con 16 años para que Carlo Ancelotti lo convirtiera en un imprescindible, de esos capaces de sostener a un equipo en jornadas de agobio.
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“Disfruto del doble cinco,puedo subir, bajar, tocar el balón, hacer transiciones…. Pero a mí lo que me gusta es hacer un poco de todo. En la banda estoy más alejado de la pelota, intento ayudar al lateral y estoy más cerca del gol, que es bonito. Hay que valorar jugar y ayudar a los compañeros. Soy feliz de esta forma”, dijo apenas en abril antes de enfrentar al Bayern Múnich en Champions, ese todoterreno que alguna vez pensó que no era necesario el sacrificio para convertirse en estrella mundial.
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